Siete.

Nuestro Mariano está triste. ¿Qué tendrá nuestro Mariano? Por fortuna, y para gloria nacional, aún quedan rectas mujeres en la derecha como Mari Loli, discípula directa de Esperancita.

Seis.

Dentro de poco Mariano hará sus comparecencias públicas encuerado, musculado y ebrio de poder.

Cinco.

Y harás bien en acabarte la sopa, porque no hay otra cosa ni la habrá.


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Cuatro.

¡Ay Mariano! Era más divertido estar en la oposición, ser el chico rebelde, el malote...

Tres.

En todos los patios de recreo hay un abusón.

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Dos.

Y si no que se lo digan a Mariano. O a Nicolás, el francés, que además se beneficia a la Bruni que está maciza.


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Uno.

Por fin. El clamor popular lo ha hecho posible. Cuando el pueblo pide algo, se le da.

Y aquí está. Mariano Rajoy haciendo cuernos y ofreciéndonos diversas perlas de sabiduría, impagables consejos y sentencias referidas a múltiples ámbitos de la actualidad y la cotidianeidad. Porque Él sí que sabe. Es un genio, un erudito, un prohombre, un prócer y, sobre todo, más heavy que una ensalada de tuercas.

Y todo ésto en impecable Comic Sans.

Disfrútenlo.

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